martes, 21 octubre, 2025
spot_img
spot_imgspot_img

Mudhoney: «Somos afortunados de haber sido parte de una escena que sigue fascinando a la gente»

En la Historia Grande del Grunge, están los que quisieron (o les tocó) ser protagonistas y fueron en busca del bronce. Y también están las bandas como Mudhoney, que se encargaron de abrirle la puerta al último gran grito generacional del siglo XX para después pasar a ser actores secundarios pero constantes de una historia que comenzó en 1988 con Superfuzz Bigmuff, y que se mantiene vigente en 2025 en todo sentido posible, con una banda que nunca dejó de girar ni de grabar discos, y que tampoco se entregó al pasado en forma de nostalgia act. Por el contrario, a Mark Arm y los suyos su presente los apasiona tanto o más que su pasado glorioso, con shows en donde conviven clásicos con canciones recientes de su catálogo. 

“No es fácil. Somos la misma gente hace un montón de tiempo y nos sale esta cosa puntual cuando estamos juntos”, dice el guitarrista Steve Turner al reflexionar sobre cuán difícil es mantener renovada a su banda después de tanto tiempo. Y agrega: “No somos una banda demasiado variada, pero tampoco somos los Ramones. Mark es muy bueno trayendo distintas ideas para letras, y ese muchas veces puede ser el mayor problema porque sentís que estás cantando sobre algo de lo que ya cantaste”. La prueba de esa vigencia podrá comprobarse este miércoles 26, cuando Mudhoney se presente en Teatro Vorterix, con Poseidótica como banda encargada de la apertura de la noche, en lo que será su cuarta visita a la Argentina. “Tenemos unos recuerdos maravillosos de cuando fuimos con Pearl Jam la primera vez, así que estamos muy emocionados por volver”, asegura.

Con tantos años en esto, ¿cuál creés que es la esencia de Mudhoney?
Los cuatro de nosotros venimos de un mismo lugar que es el hardcore de principios de los 80. Lo que vino después del hardcore fue tratar de entender hacia dónde seguir, y había muchos caminos posibles que tomar. Podías tocar aún más rápido, pero muchos optaron por tocarlo más lento, y nosotros fuimos por algo que era al mismo tiempo arty y simple. Nos encanta Sonic Youth y la música experimental, y también nos gustaba Black Flag. Al mismo tiempo, somos todos fans de la música y siempre nos pusimos a buscar más y más cosas que por ahí en su momento se nos pasaron de largo. Está esta banda de Seattle de los 80s que se llamaba Variant Cause, me los perdí porque consideraba que eran muy arty, pero ahora los puedo escuchar y darme cuenta de que combinaban un montón de cosas interesantes. No somos tan buenos en mantenernos al día con la música moderna, pero así y todo hay cosas que me parecen geniales. Hace poco tocamos en Portland con dos bandas, Help y The Mistons, y no podrían ser más diferentes entre sí.Unos eran una banda garagera con algunos viejos amigos nuestros en la banda que están desde los 80 y la otra es una banda de pibes jóvenes que se criaron escuchando a Jesus Lizard y cosas por el estilo. Creo que nosotros estamos ahí en el medio entre esas dos cosas.

Al momento de hablar del grunge, se suele hacer especial mención a su lugar de origen. ¿Qué creés que le agregó Seattle a la música?
Me parece que es una ciudad muy DIY . Estábamos en un rincón del país donde no todo llegaba, y creo que eso hizo que la gente tuviera que aprender a hacer las cosas a su propia manera, en todos los géneros posibles. Seattle tuvo una escena punk espectacular que creció hacia el grunge, mientras bandas como Melvins, 10 Minute Warning y Green River empezaron a expandir sus horizontes. Seattle fue ayudada por sellos como Sub Pop que apoyaron mucho a la escena local, y también juega mucho el clima. Llueve y es frío y húmedo, te manda a estar puertas adentro gran parte del año, así que estás en tu propio mundo. Obviamente Hendrix salió de Seattle, ese no es un dato menor, y Heart también. Creo que es un continuum, Quincy Jones era de ahí también, y de ahí salió Ray Charles. Es una ciudad muy musical y al mismo tiempo muy aislada en esos tiempos previos a internet, entonces era todo un mini mundo.

Tienen casi la misma formación desde hace casi 25 años. ¿Cómo se mantiene unida a una banda después de tanto tiempo?
Es un desafío que se mantiene a lo largo de los años, pero todos estamos comprometidos con que queremos hacer esto, y nos es importante. Hay mucho compromiso, y mantener un calendario se fue haciendo difícil con el paso del tiempo. Tres de nosotros tenemos hijos y eso también cambia las dinámicas en lo que tiene que ver con giras y cosas, sobre todo cuando además tenés trabajo extra, que también suma otro nivel de complejidad. Yo tengo casi el nido vacío porque mis dos hijos son adultos y uno ya se fue de casa, entonces puedo irme de gira, algo que no pude hacer por mucho tiempo. No sabemos cuántas vueltas más nos quedan a esta altura. Que Guy (Madisson, bajista) se haya mudado a Australia le sumó un nuevo nivel de complejidad sobre cómo componer otro disco, así que él se va tener que tomar un período sabático e instalarse un tiempo en Seattle para componer con nosotros. Todavía no cruzamos ese puente, pero lo vamos a tener que hacer en breve.

Para el último disco tuvieron que resolver las cosas en poco tiempo, ¿es así?
Sí, creo que eso muestra que todavía podemos hacer las cosas de manera eficaz. Antes nos sentábamos en un sótano y trabajábamos en riffs de guitarra por demasiado tiempo . Para este último disco, por el COVID y sus restricciones, no nos vimos por año y medio y tuvimos que resolver las canciones rápido, y algunas de ellas directamente en el estudio, algo que no habíamos hecho nunca. Eso nos sacó de nuestra zona de confort, y creo que está buenísimo salir de ahí. Guy escribe riffs todo el día y se aparece con ideas todo el tiempo, y Dan ahora está componiendo canciones también. Mark hace letras obviamente, y estuvo muy afilado. Salió todo muy rápido y estamos muy orgullosos de ese proceso.

Hace algunos años escribiste tu autobiografía. ¿Qué te llevó a hacerlo y cómo fue ese proceso?
Fue algo propio de la pandemia. Estaba en casa con mis hijos sin hacer nada, y en un momento me contactó Adem Tepeledem, que es el coautor del libro. Nos conocimos en los 90 porque él era parte de una revista en Seattle y le pareció que podía ser un buen proyecto, así que lo pensé un tiempo y fuimos dándole forma. Hicimos muchas reuniones por Zoom y lo editamos a la distancia. Yo quería hablar mucho de lo que yo había vivido en Seattle antes de 1988, que es cuando empezó Mudhoney, por eso el primer tercio del libro es sobre eso y cómo terminamos varios. Lo loco es que  me enteré que hay una edición en español, pero es raro porque le cambiaron el título, le pusieron «la historia del grunge» (lo pronuncia en español). 

¿De qué manera se puede mantener esto en carrera sin caer en la nostalgia?
Sacando discos nuevos, supongo. Respeto mucho a la gente que le gustan nuestros primeros discos, y tratamos de tocar todos los «hits» de esa época que podemos. No podemos no tocar «Touch Me I’m Sick» o «You Got It (Keep It Outta My Face)», y está todo bien porque amo esas canciones, pero es difícil. Cada banda lo hace de manera distinta, X se reunió, giraron un montón y no querían grabar música nueva porque decían que pertenecían al pasado, y por suerte cambiaron de opinión porque sacaron unos discos increíbles. Queda en cada uno decidirlo, pero giramos y la gente sigue viniendo. Eso nos honra porque tenemos un montón de amigos que siguieron tocando todo este tiempo pero que siguen haciendo shows chiquitos y así todo lo aman. Somos afortunados de haber sido parte de una escena que sigue fascinando a la gente. 

¿Pensás que la proliferación de internet conspira contra la idea del nacimiento de alguna nueva escena?
No creo. Mis hijos están muy metidos en la música y la manera en la que ellos la consumen es completamente distinta a cómo lo hacía yo cuando era chico. Ellos encuentran cosas online y las escuchan una por una,  ya no importan más los discos, ahora es de una canción a la vez. Si ven algo que les llama la atención, ahí profundizan. Cuando giramos con bandas nuevas, vemos lo conectados que están con otros grupos a través de las redes, y eso parece una escena en sí misma. Las bandas nuevas se bancan mucho a través de internet, tik tok y todas esas cosas. Cambia la manera en la que la gente se acerca a estas cosas, hay una comunidad de bandas nuevas jovenes y es más fácil el contacto. Yo tenía que escribirles por correo en 1991 y esperar a que me respondieran , cosa que ocurría bastante seguido, vale aclarar.

De a poco, el rock está dejando de ser mainstream.
Está bien, me gusta que sea así. La mayoría de las cosas que me gustaron siempre eran underground así que no me molesta para nada. Una de las cosas raras que vi durante la pandemia fue el documental sobre Lil Peep, y me pareció que la historia era increíble. Nunca sacó un disco mientras estaba vivo, simplemente publicaba videos de mierda en YouTube y con eso desarrolló un fandom. Es una lástima que haya muerto, es una historia trágica, pero al mismo tiempo era un fenómeno superorgánico, y me pareció que esa es la manera en la que los pibes se están encontrando unos con otros hoy en día.

spot_img

Top 5 de la semana

spot_img

Noticias relacionadas

spot_img

Popular Articles