Para John Grant, la mentira es una cosa seria. El músico nacido en Michigan decidió titular a su sexto disco como solista como The Art of the Lie, y la elección del título parece ir más allá del simple arte del engaño. “El nombre viene de muchos lugares: de la religión, las ideas de quien sos como individuo y de tu lugar de pertenencia. ¿Qué significa decir ‘Soy argentino’ o ‘soy norteamericano’? Hay mucha veneración de las banderas en el último tiempo, y no quiero entrar en esa, porque para mí lo que importan son las personas”, dice a Aleatorio desde su casa en Islandia, el país que convirtió en su hogar hace más de una década. Y si la idea no había sido lo suficientemente clara, agrega: “Están también las mentiras que nos dicen los gobiernos y las que nos decimos a nosotros mismos a lo largo de la vida. También tiene mucho que ver con religión, porque el cristianismo y los Estados Unidos fueron reemplazados por el trumpismo, y es todo bastante loco”. La declaración fue dos meses antes del magnicidio del ex presidente estadounidense, y vista a la distancia parece premonitoria.
Al igual que en su obra, en The Art of the Lie no hay un sendero indicado de antemano al autor. Desde hace más de una década y media, John Grant lleva mezclando synth pop, folk, música industrial, rock y new wave, una búsqueda que responde a un fundamento bastante sencillo desde su mirada. “Es algo bastante natural, siento que así es la vida. Podés planear algunas cosas a lo largo de tu día, pero no sabes qué cosas van a pasar o qué cosas vas a escuchar cuando salgas de tu casa a la mañana. Podría ser un camión de basura, una radio, dos persona gritándose entre sí, un perro ladrando o un avión. Nunca sabés qué sonido vas a enfrentar cuando salís al mundo, y así siento a mis discos. Puede parecer medio cursi, pero juego con sonidos y palabras para ver adónde me llevan”.
Te afecta por el resto de tu vida cuando no te consideran en el mismo nivel que otros seres humanos, es algo que tiene efectos que duran para siempre
Te pasaste gran parte de tu vida mudándote de país a país. ¿Creés que ese estilo nómade condicionó tu vínculo con la música?
Puede ser. Me muevo mucho alrededor del mundo y me gusta mucha música distinta, así que siempre me es difícil sacar cuál es mi sonido. Obviamente, estoy bastante anclado en los 70s y 80s, aunque me gusta de todas las épocas.Soy la misma pesona donde sea que voy, y siempre estoy pensando en Devo, Vangelis, Cocteau Twins, Dead Can Dance, Missing Persons y todas estas bandas que amo. También me gusta mucho la música industrial de Skinny Puppy, Throbbing Gristle, y crecí tocando música clásica en el piano, así que es todo un mundo muy cinemático para mí. Amo las películas y todas estas cosas decantan solas en las canciones, porque es muy difícil para mí hacer una canción corta, como te habrás dado cuenta. Pero creo que en este disco no necesariamente estás pensando «Dios mío, quiero que termine esta canción», hay muchos mundos ocurriendo ahí al mismo tiempo.
Hay tres canciones del disco que parecen ser parte de un mismo ciclo: “Father”, “Daddy” y “Mother and Son”. ¿Están relacionadas entre sí?
De algún modo. “Daddy” y “Father” son autobiográficas. “Father” tiene que ver con mi relación con mi padre siendo adulto, la escribí después de caminar por la casa en la que fui criado, treinta años más tarde. Pude ir por la casa en la que crecí en Michigan y estaba toda vacía, era una noche nevada y estábamos ahí para el funeral de mi abuela. Ella vivía enfrente, y como vimos que la casa estaba vacía, con mi hermano entramos a recorrerla y eso trajo un montón de sentimientos increibles. “Daddy” es más sobre cómo salgo al mundo e interactúo con otros hombres a partir de mi relación con mi padre. Podría estar hablándole a mi papá en esa canción como un niño, pero también puedo estar haciéndolo con un amante como adulto y proyectando mis ideas de mi padre a mi amante. Tiene muchas capas, es bastante confuso.
En tus canciones no hay barrera sobre el artista y la persona, ponés a tu vida como telón de fondo ¿Te ayudó de alguna manera?
Creo que me ayuda cuando lo estoy haciendo, cuando escribo. Mi arte versa más sobre tratar de descifrar quién soy y cuál es mi lugar en el mundo. Es lo que sale de mí. La canción “Mother and Son” es una historia ajena, la de Allen Schindler. Él estaba en la Marina y lo mataron por ser gay en 1992, así que quise cantar una canción sobre eso. Es una historia terrorífica. Ahora vivo en Islandia y es bastante raro vivir en un lugar donde te tratan como a una persona normal (se ríe). Es agradable porque te podés ocupar de otras cosas, como qué tipo de persona sos y qué estás haciendo.
¿Y qué es lo que hace que en otros lugares todavía siga siendo un problema que alguien manifieste su orientación sexual?
Creo que mucha gente considera que los homosexuales son gente dañada, que son una forma más baja de ser humano. Entonces creen que tienen que estar en un manicomio porque son psicológica y mentalmente inferiores, y lamentablemente hay mucho de eso en el mundo, porque siempre fue así. La gente cree que es algo sobre lo que tenés que hablar, y no quiero hacerlo. Me vi obligado a hacerlo porque hay un montón de gente que creé que vos no deberías hacerlo nunca. Creen que no debrías traerlo a colación porque es malo para que lo escuchen los chicos, creen que es malo que un chico escuche cosas positivas sobre la homosexualidad o que es normal. En Rusia tenés estas leyes donde no podés hablar sobre homosexualidad de ninguna manera positiva porque podés ir a la cárcel por mucho tiempo. Es raro que la gente te diga «¿Por qué tenés que hablar de eso? No quiero escucharlo», y la respuesta es «Entonces no deberías hacer tanto escándalo”. Te afecta por el resto de tu vida cuando no te consideran en el mismo nivel que otros seres humanos, es algo que tiene efectos que duran para siempre.
Tus distintas mudanzas estuvieron también relacionadas con el estudio de otros idiomas. ¿Cuántos hablás?
Cuatro o cinco, pero es muy difícil mantenerlos muy frescos. Intento lo más posible, y estudio todos los días. «Estoy profundizando mis conocimientos en español también cada día leyendo algo en español, tratando de profundizar mis conocimientos» (lo dice en un español muy fluido), así que siempre estoy anotando palabras que desconozco, pero a medida que envejezco me doy cuenta que lo único que quiero es expresarme. Me encanta hablar español, islandés, ruso y alemán, pero muchas veces siento que triunfé si logré hacerme entender en mi lengua materna. Es muy difícil, te pasás toda una vida dominando tu propia lengua. El español argentino suena distinto a todos los demás del mundo. Dicen “está lloviendo” con la LL y hablan de vos. Me encanta el español, es un idioma hermoso, y funciona muy bien con la música, a diferencia de muchas otras lenguas.