Entre sus varias cualidades, Winona Riders tiene la particularidad de hacer del tiempo una sustancia elástica moldeable al tamaño de sus deseos. En solo tres años, la banda de zona oeste pasó de promesa incipiente a telonear a su banda de cabecera antes de publicar su álbum debut y de ahí a abrirle camino a una discografía que lleva acumulados cuatro discos (con el quinto en camino), un ambicioso show en Obras y una gira europea de la que acaban de aterrizar, previo presentar su último trabajo a la fecha este viernes en El Teatro Flores. “Se nos da natural, pero también porque somos fanáticos de muchas bandas que mantienen ese mismo ritmo y es a lo que apuntamos también, en cierta forma”, analiza Gabriel Torres Carabajal intentando explicar la motivación detrás de esa dinámica de trabajo. A su lado, Ricardo Morales completa el concepto: “los grupos que nos mantienen vivos y nos salvaron son todos longevos, y dentro de esa longevidad uno o dos discos por año te sacan, así que también es un poco imitar esa tradición”.
En mayo de este año, Winona Riders llegó por primera vez al Templo del Rock, y si bien lo hizo a tan solo meses de haber publicado su por entonces último disco (No hagas que me arrepienta, de 2024), lo que ocurrió esa noche en Núñez no fue una presentación del álbum sino de toda su obra. A lo largo de más de cuatro horas, la banda repasó cada canción que había publicado hasta esa fecha, con un total de 35 temas. “Fueron varios meses que nos dejaron con una quemadura mental muy grande por haberlo preparado y haber estado detrás de cada cosa meticulosamente. La puesta en escena, las luces, si había visuales o no… Todavía nos estamos reiniciando de eso”, explica Torres Carabajal sobre el proceso que incluyó también la manera de organizar el repertorio de manera que cada bloque tuviese su propio espíritu que funcionara a su vez dentro del relato general.
El otro hito del 2025 para el grupo ocurrió del otro lado del Atlántico. A poco de publicar su cuarto disco, Quiero que lo que te diga sea un arma en tu arsenal, la banda hizo las valijas para una gira europea que tuvo escalas en Cádiz, Dublín, Londres, París, Berlín, Copenhague, Barcelona, Donosti y Madrid, en lo que para la gran mayoría de sus integrantes fue la primera visita al viejo continente. “Me di cuenta que no me gusta viajar en avión, fue la primera vez que estuve 12, 14 horas en uno y no me cabió nada”, anticipa Torres Carabajal, que asegura que pasado el primer tramo del tour, de a poco todo se fue poniendo más intenso: “la segunda mitad de la gira fue tan a los ponchazos que no terminamos de registrar dónde estábamos”. A su lado, Morales profundiza la idea: “a los dos días queríamos recordar las listas de temas para subirlas a Setlist.fm y ya no nos acordábamos ni qué habíamos hecho. Teníamos que revisar las grabaciones para ver qué habíamos tocado porque se nos mezclaban los recuerdos. Pero fue una locura,viajar con amigos con los que tenés una banda es un flash revelador”.

La velocidad con la que las cosas ocurren en el universo de Winona Riders tiene además como agregado que, aunque gravita cerca de una serie de señas distinguibles, adquiere nuevas formas y encarnaciones de un disco al otro, del éxtasis guitarrero al trip electrónico y de ahí a la languidez del dub sintetizado. Esa política de cambio constante hizo que, tarde o temprano, su presente y futuro tuviera un aura de back to basics, en algún modo. “No es que nos empezamos a repetir, en todo caso le sacamos punta a las cosas. Creo que el cuarto disco y el quinto son los dos en los que encontramos cómo movernos con naturalidad. El primero y el segundo estuvieron signados por el caos, todo muy apresurado y con los recursos que teníamos a mano, y en el tercero fuimos para otro lado porque teníamos otros ruidos en la cabeza que queríamos meter. Ahora, con un poco más de tiempo y paciencia, le estamos sacando punta a cosas que por ahí en su momento hicimos rápido y no pudimos desarrollar finamente”, analiza Morales.
Cuando Winona Riders tocó en Lollapalooza en 2024, cerró su set mostrando una versión de la bandera que reemplazaba el celeste y blanco por las franjas y estrellas estadounidenses y en la que el sol de mayo lloraba sangre. El gesto fue el primero en una serie de tomas de posición que fueron también en la por demás política “V.V.”, pero también en varias actitudes que hablan sin necesariamente llamar a las cosas por su nombre. “Más allá de ese tema puntual, todo nuestro tercer disco trata temas como la repreesión policial en ‘680’ o situaciones sexuales medio raras en ‘Penetrame’, que son todas contestatarias ante un gobierno tan de derecha como el que estamos viviendo. Es divertido cantar de experiencias con drogas, pero también están estas sensaciones que no nos las quitan. Te subís al colectivo y ya se siente un malestar en cualquier lado donde vayas”, explica Gabriel. A su lado, Ricardo desarrolla el concepto: “Elegimos no darlo todo tan literal sino jugar con la música y el arte para no ser un político, porque sino terminás transformándote en lo que querías destruir. Está bueno dejar a la gente que cuestione lo que escucha y lo que ve. Con lo de la bandera había gente que no había entendido el mensaje, pensaban que éramos una banda yankee que se mofaba del pueblo argentino”.
Y si en todo este tiempo Winona Riders acumuló hitos, logros y mojones discográficos, la pregunta válida es en qué momento se naturaliza el ritmo de esta política de trabajo. Morales y Torres Carabajal coinciden en una explicación: que sirve tenerlo presente para cuando las rachas de malos días parecen dominarlo todo. “Después medio que normalizás estas cosas. En su momento nos pusimos mal porque venía The Brian Jonestown Massacre y no coincidíamos porque íbamos a estar de gira por Europa, hasta que terminás pensando ‘Qué lindo estar perdiéndose esto por este motivo tan especial’”, explica Ricardo, algo para lo que Gabriel tiene una comparación más terrenal: “En el medio te perdés cosas más mundanas. Un amigo presenta un disco o festeja su cumpleaños y te lo perdés porque estás de gira”. Su compañero asiente, pero también destaca: “Igual, a veces la fecha es en Burzaco y también te perdés las cosas”. Y agrega: “Winona Riders versus la vida personal de sus integrantes”.






