A principios del siglo, Astroboy vivió una vida corta pero intensa. En poco menos de cinco años, la banda montevideana pasó de grabar un demo con sus primeras canciones a publicar , un EP que en 2003 se abrió paso en la escena uruguaya (con el hit “Mi reserva” como ariete) a pegar el salto con su debut Automática, producido por Manza Esaín. Mientras el retro volvía a poner las guitarras al frente a lo largo y ancho del planeta, Astroboy canalizaba la herencia de Los Mockers con el brío de The Strokes y la arrogancia británica de Oasis con un repertorio repartido entre el inglés y el español.
Pero todo lo que sube, en algún momento tiene que bajar. En 2007, después de haber cruzado el Río de la Plata en varias ocasiones para expandir su prédica en Buenos Aires, el grupo estaba convencido de que su lugar era otro. Su voracidad los hacía sentir sapos de otro pozo en su propia tierra, al punto de bautizar Big For the City a su segundo disco, compuesto íntegramente en inglés con la intención de salir a la conquista del mercado anglo. Pero, como lo dijo John Cale, lo propio del plan es que falle, y así fue como la banda se quedó sin ser profeta en su tierra ni pudo conquistar otro continente, un escenario que devino en su disolución al poco tiempo.
Todo se mantuvo en ese mismo clima hasta que en 2023, Astroboy volvió a dar señales de vida. Con los 20 años de 5 estrellas como motivo válido, sus integrantes decidieron probar cuál era la respuesta a un regreso esporádico, que debió sumar fechas por la demanda de entradas. “Fue una locura para nosotros porque fue prender la máquina y ver que estaba todo ahí, funcionando perfecto”, explica el cantante y guitarrista Martín Rivero. Con el envión suficiente, la banda grabó “Magia”, un simple nuevo y convirtió esa energía en el combustible para grabar un EP nuevo, bajo la producción de Juan Campodónico. Como parte de esta nueva vida, esta semana Astroboy vuelve a Buenos Aires, para presentarse el viernes 21 junto a Nahuel Briones en La Tangente, y el sábado en La Plata, donde también serán de la partida Los Sueños Raros. “Este retorno lo tomamos como algo mucho más tranquilo , un poco a las medidas de nuestras posibilidades”, dice Rivero. Y agrega: “Hoy en día todos vivimos en lugares distintos, en ciudades diferentes, y países también en algún caso. Va todo en otra velocidad, pero esa velocidad le calza muy bien al proyecto en este momento”.
Pasada la reunión para recordar el pasado, ¿Cómo fue el proceso de volver a crear bajo el paraguas de Astroboy?
“Magia” fue como el primer mojón, casi un ejercicio para preguntarnos “¿Cómo era esto? ¿Por dónde iba?”. Después de eso nos pusimos a componer más pensando en el conjunto de personas y en lo que pasa cuando estamos juntos. Salieron cosas re lindas, obviamente un poco más maduras. Hay muchas canciones y está bueno el chip de desde dónde compone canciones Astroboy, porque siempre tratamos de conectar con algún tipo de inconsciente colectivo. Es algo que estaba en “Fácil”, de nuestro primer disco, que es como un himno de Astroboy, y siento que lo pudimos agarrar en canciones nuevas. Hay una que se llama “Dillom, Paco y Rosalía” y otra “Vendo por viaje”, estamos tratando de conectar con algo que esté pasando hoy en día, no ser el Astroboy que éramos antes que tenía eso, pero también tenía una gran carga de la cuestión vintage o retro.
El contexto musical también es otro. Ya no hay más una escena de guitarras eléctricas.
Por eso me gustó hacer esa canción que menciona a Dillom, Paco y Rosalía, porque encuentro que en ellos está esa actitud. No es necesariamente más rockero pero sí es más disruptivo, y mencionamos a los tres artistas porque sintonizan algo especial que representa a esta época, pero no es algo liviano, ni lavado ni superficial. La guitarra eléctrica sigue viva, quizás no en los lugares más comunes donde antes solíamos encontrarla. Está en otros lados y está bueno eso, porque incluso hace que el rock también trate de moverse un poco.
¿Pensás que la ambición jugó un papel fuerte en la separación ?
Sí, las ganas de comernos el mundo, pero también que teníamos la mira puesta en un lugar fijo y no nos permitimos decir, «Bueno, a ese objetivo no le vamos a dar así que cambiemos la mira y apuntemos a otro lado”. Pero está bien que haya sido así, porque creo que es más rico ahora, como que tal vez Astroboy era una cosa demasiado buena para nosotros en ese momento, y no quedaba otra que cortar por lo sano. Por eso decidimos dejar al proyecto descansando hasta que alguna situación que lo ameritase lo volviera a despertar. Tal vez aprendimos algo, tenemos otras herramientas con las cuales manejarnos y entender de qué va esto. Capaz que no iba de conquistar el mundo, sino de conquistarnos a nosotros mismos y después a la gente que quisiera escuchar. Creo que la palabra “conquistar” está mal, es simplemente pasarla bien y que esa energía que se da cuando estamos juntos sea lo más expansiva posible.
¿Y cómo se llevan con este presente?
Creo que se dio naturalmente. Lo único que hicimos fue ponerlo de manifiesto y decir, «Bueno, no vamos a ir por el all in, porque no estamos en esa, vamos a ir por él que nos quede cómodo”. La premisa es recuperar la amistad, y desde ahí la música. Seguimos siendo amigos todo este tiempo, pero queríamos recuperar la amistad en vivencias, en poder encontrarnos con la excusa de tener que hacer unas canciones o juntarnos a ensayar. Realmente nos copamos con nosotros mismos como pasaba antes, es como que el club de amigos sigue existiendo. Hay una entidad Astroboy que está muy presente cuando estamos juntos. Eso creo que es lo mágico que pasa cuando ves a grupos que están tremendos, más allá de que si musicalmente son buenos o no. Cuando está esa química extra, ese integrante extra, es como que funciona más.
De hecho pasaron de que el cierre de la historia de Astroboy fuera un disco en inglés a que la historia se retome con uno solamente en castellano.
Ese disco fue producto de tener la mira fija en un lugar de donde había que moverla. Teníamos un par de temas tremendos en español y lo archivamos porque queríamos tocar en Inglaterra y en Europa, un delirio. Decidimos archivar esas canciones en inglés, y nos estábamos cavando nuestra propia tumba. El disco en inglés que salió es totalmente cerrado, lleno de referencias de los 60, y como que ya había pasado el momento de eso. No nos dimos cuenta, estábamos muy en una. Por suerte sucedió todo eso, porque eso quiere decir que capaz no nos quemamos del todo y fuimos lo suficientemente vivos para decir «Paremos ahora que probablemente en otro momento podamos agarrar esto y manejarlo mejor”. Y en eso estamos, hicimos unas canciones divinas, son todas en español y conectan con lo que está pasando de nuevo. Ese disco en inglés no estaba conectando con nada, solo con nosotros mismos. Ahora teníamos un montón de canciones nuevas y la manera más rápida de reactivar la banda era grabar un EP de los temas más potentes, y lo grabamos con Juan Campodónico. Cuando hicimos el comunicado para avisar que nos separábamos él me escribió diciéndome “Eran de mis bandas favoritas de Montevideo. Qué pena, estoy seguro de que le faltaba solo un poco más para llegar a su mejor nivel”. Y se ve que tenía razón, solo nos faltaban 15 añitos para llegar a ese grado de maduración.