Aunque sus días imperiales hayan quedado lejos en el tiempo, hay algo que las canciones de Teenage Fanclub no parecen dispuestas a perder: una calidez única que da ganas de que sus estribillos se perpetúen eternamente. Probablemente, ninguna de sus composiciones le cambie la vida a quien la escuche, pero sin lugar a duda le hará su existencia más placentera. Bastante de eso se vivió el martes en Complejo C Art Media: bajo el manto del Primavera Club Buenos Aires, la banda escocesa tuvo su tardío y esperado debut porteño y demostró que las buenas canciones no tienen fecha de vencimiento.
Como toda banda que se mantuvo en actividad constante por más de tres décadas y media, Teenage Fanclub encaró para su primer show en la Argentina un show que comenzó en su presente más inmediato y que finalizó noventa minutos después en su pasado más remoto. Entre una punta y la otra, un recorrido zigzagueante y profundo por los rincones de su discografía, con el énfasis puesto en Bandwagonesque, Thirteen, Grand Prix y Songs from Northern Britain, la tetralogía noventosa que le valió la admiración de Kurt Cobain (y una posterior gira con Nirvana por Europa) y también de Liam Gallagher, que no dudó en catalogarlos como “la segunda mejor banda del mundo”. ¿La primera? La suya propia, claro.
Y aunque el paso del tiempo sea inexorable, el cancionero es indestructible. Después del comienzo con la reciente “Tired of Being Alone”, “About You” fue la primera muestra de cuán adhesivas pueden ser sus canciones, ya sean con las guitarras bien al frente (“The Cabbage”, “Alcoholiday”) o bien abriéndole camino a su telar de armonías vocales (“Metal Baby”, “What You Do To Me”, “Your Love Is the Place Where I Come From”). Y aunque entre el público resultaba difícil encontrar espectadores sub-40, todos quisieron poner énfasis en la demostración efusiva hacia la banda de sus vidas, con un pico notorio en la célebre “Neil Jung”, que tiene bastante del cantautor canadiense de apellido Young, y bastante poco del padre de la psicología analítica de nombre Carl.
Y así como resultaba imposible dejar de pensar en Charlize Theron mientras sonó “The Concept”, también fue imposible no ceder ante el encanto de ese canto de sirenas envueltas en un manto de guitarras eléctricas de su final en cámara lenta. A la hora de los bises, tras una nueva revalidación del presente, la ternura encantadora de “Mellow Doubt” amenizó la previa al cierre real con la magnífica “Everything Flows”. El primer single de la banda, fechado en 1989, sonó tan ruidoso y encantador como al momento de su grabación, una duda adolescente que casi cuatro décadas después fue pura certeza.