domingo, 26 octubre, 2025
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Mi Amigo Invencible en C Art Media: tensión e impulso

La música de Mi Amigo Invencible se mantiene en una pulseada constante, un ida y vuelta entre la melancolía y el pop efervescente. Arco y flecha, el disco que los depositó por primera vez en C Art Media, parece inclinar la balanza hacia uno de esos extremos: ya desde su nombre, el noveno disco de la banda mendocina tensa la cuerda, pero lo hace para eyectarse con velocidad e invitar al movimiento. Las canciones de Mi Amigo Invencible invitan a ir a la guerra, pero al frente de batalla diario, en el que cada persona libra en su esfera propia. 

Como con una narrativa compartida desde sus nombres, “Jinete del atardecer” y “Caballos” fueron el punto de partida del show, en donde la primera puso la noche en marcha con un trote prolijo mientras que la segunda fue una cabalgata en busca de un estribillo perfecto. Ahí nomás, “Pantera” ofreció un respiro a medias con un beat contenido desde el tándem rítmico de Arturo Martín y Leonardo Gudiño en batería y percusión respectivamente, una línea de continuidad sonora que continuó en “Impecable”, con ese latiguillo que parece describir la síntesis creativa de Mariano Di Cesare (“No estoy llorando, jabón en los ojos”). 

Esa idea del pop en sus diversas formas continuó con “Un par de árboles”, una canción que parece serpentear alrededor de su leit motiv de sintetizador. El tema fue también la primera señal de una necesidad de cambio que se materializó con “Fósil”, o cómo aportarle sensibilidad cuyana a Radiohead, una puerta de entrada al mundo de Dutsiland que continuó con “Bip-Bip no me hables” y su atmósfera de de desarrollo constante sin resolución inmediata. Casi con la intención de dejar las cosas en claro de su nombre, “Suavemente entusiasmado” encendió el beat lo suficiente como para moderar los ánimos con “Colinas”, “Mapa” y “La araña”.

El tándem entre “Nuestra noche” y “Lejos de todo” ofreció un intimismo microscópico del que “Todo lo que tengo” proponía salir de manera cautelosa, hasta que la versión de “Desayuno continental” rompió el clima con fuerza. Lo que en su versión de estudio camina con pasos medidos, en vivo cobró un vigor y un pulso más acelerados a los que se les sumó un guiño a Charly García a partir del uso del sample de «Hot Pants Pt. 1 (She Got to Use What She Got to Get What She Wants)», de James Brown (el mismo que Charly usa en “No me dejan salir”). Pero no hay tensión si no hay conflicto, y entonces Mi Amigo Invencible acudió a Juan Saieg de Usted Señalemelo para mostrar su cara más introspectiva en “Reflejo”, una catarsis necesaria interpretada casi en penumbras.

En el último tramo, Mi Amigo Invencible pareció poner en relieve esa búsqueda de lo íntimo, primero con “Llamada perdida” y “Beso relámpago”, después con un ensayado paso de comedia que se convirtió en un medley en desarrollo donde sonaron versiones fugaces de “La danza de los principiantes”, “Gato negro pasa”, “Noches de ciencia ficción” y “Quizás el fuego ayude” para finalmente desembocar en “Seminare” como acto certificador del espíritu fogonero de su repertorio. Y como concesión a su pasado medianamente remoto, la por demás enérgica “Edmundo año cero” simuló ponerle punto final a la jornada. A la hora de los bises, “Olímpica” y “Máquina del tiempo” parecían proponer una despedida a velocidad crucero, hasta que “Acto de fe” volvió a encender las pulsaciones con un estribillo que ofició de despedida (“A toda velocidad, el miedo desapareció / No me siento, no me siento nada inmortal”), pero también de enseñanza para sobrellevar la vida.

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