En Jamie xx habitan dos personalidades distintas. Está la del productor, poliinstrumentista y principal compositor de The xx, capaz de tejer una trilogía inquebrantable sostenida sobre la melancolía y los gestos mínimos en la música, como suspiros en cámara lenta. Pero está también su faceta solista, que toma ese intimismo y lo eyecta al dancefloor, como si fuera posible crear un baile a la vez eufórico y sentimental. Su segundo paso en Buenos Aires en plan solitario se movió entre dos mundos, ya no separados como agua y aceite sino como el resultado de un proceso alquímico donde la materia pareció reformularse constantemente.
El comienzo de su set pareció respetar el recorrido lineal de In Waves, su segundo disco como solista. El carreteo lento de “Wanna” desembocó en el estallido de euforia controlada de “Treat Each Other Right”, hasta que “Still Summer” asomó la nariz sobre el chasis rítmico de “All Under One Roof Raving”, la pauta de que, si bien su presentación C Art Media sería en formato de DJ set, Jamie xx dedicaría la hora y media siguiente para desordenar los átomos de lo que tenía delante. Así, “1995”, de su coterráneo The Busy Twist sirvió como plataforma de despegue para su propio “KILL DEM”, y poco después deslizó unos compases de “Calentura vaginal” de Tokischa, una constante de sus sets desde abril de este año.
“Far Nearer” y “It’s So Good” pusieron rumbo a la pista de baile, como calentándole la entrada al himno “Gosh”, que apareció en dos tiempos: primero, la pista vocal sobrevoló el frenesí rítmico de “Right Here, Right Now” de 10010; luego, su base melódica continuó camino por cuenta propia. La mezcla puso las cosas al punto justo para que The xx se hiciera presente de alguna forma con “Waited All Night”, la canción que reunió a los tres integrantes del grupo en In Waves. Pero en el mundo de Jamie no hay melancolía sin euforia, y ahí nomás aparecieron la trompeta ensordecedora de “El conde” de Rohaan o “Time” de Pachanga Boys como hilo conector entre sus propias “Breather” y “Falling Together”.
“El House”, de Alejandro Paz, parecía dejar en claro cuál es el motor central de Jamie en sus tribulaciones frente a las bandejas, hasta que “Loud Places” se mostró como el punto exacto entre sus dos identidades, un baile tan hipnótico como quebradizo del que solo fue posible salir de modo brusco. Más cercano a un intento de convertir Villa Crespo en Ibiza que del consumo irónico, “Ritmo de la noche” de Mystic fue el último empujón de fervor, reforzado con “All You Children”, el tema que Jamie grabó junto a The Avalanches, la matriz educativa del formato que el londinense sostiene en sus presentaciones en vivo. Para el cierre, la versión disco de “The House of the Rising Sun” del francés Cerrone sirvió como antesala de “Life”, el single que Jamie xx grabó junto a Robyn, un estallido bailable que parecía invitar a perpetuar la fiesta por horas. Y ahí donde muchos hubieran hecho exactamente eso, Jamie eligió retirarse con los brazos en alto, quizás como señalando que la alegría debe ser manejada con mesura.