Si existe un hilo invisible que une a Boedo con los barrios madrileños, seguramente una manera de representarlo sea a través de Carolina Durante. Desde su primera visita a la Argentina en 2022, la banda española se encargó de poner en relieve un vínculo con la escena local constituido a partir de semejanzas no forzadas, pero tampoco viables de esconder. Diego Ibañez y compañía no tardaron en sintonizar con modismos y guiños de este lado del Atlántico para luego incorporarlos de manera natural, como si de repente Laptra hubiera abierto una sucursal en Malasaña y ellos fueran su exponente más logrado.
La dinámica se dio arriba del escenario, pero también abajo: no bien se apagaron las luces de Niceto, el público optó por corear el ya clásico “Jugadores…”, como si de un show de Bestia Bebé se tratara. Los Carolina Durante recogieron el guante y salieron al ruedo con “Joderse la vida” y esa enumeración de cosas que no son tan buenas como arruinarse sin mayor plan (ni bares, ni viajes, ni polvos, ni amigos…). Y si hasta ahí el comienzo había mantenido una mínima intención climática, “Aaaaaa#$!&” fue descarga pura, un empujón que supo marcarle el ritmo a “Misil” y su viñeta de un amor de gira al que se le pide más de lo que parece. Y así como Tom Quintans y compañía hicieron del sur porteño la geografia de su cancionero, “Famoso en tres calles” funciona como su hermana de la capital ibérica, un himno de tribuna que se debe a su geografía.
Con un pulso bastante más relajado, “Tempo 2” sacó a relucir el otro componente clave de Carolina Durante: la prosa ácida y observadora, capaz de enumerar una lista de disgustos (del olor del subte a la gente que habla de sus sueños), una manera de contener la energía que se fue liberando de a poco en “Niña de hielo” y “El parque de las balas” hasta desatarse completamente en “Tomé café”, la representación sonora más precisa de un pico de cafeína. El carácter nihilista de los cuatro españoles (cinco, sumando al guitarrista invitado) encontró su mejor forma en “Dios plan”, el relato de alguien que no teme al jugar con el peligro (“Hoy tengo ganas de nadar, voy a saltar de un puente al mar. ME siento un chico con suerte, hoy no está escrita mi muerte”), en parte también porque se cree capacitado para comerse el mundo (“Dios tiene planes para mí, sé que tiene planes para mí / Sería un feo gesto hacerme pasar por todo esto”).
Con el pasar de los temas, la enjundia entre banda y público fue cada vez más ajustada. Casi como en una coreografía, al momento de “Granja escuela”, mientras Ibañez cantaba “Si estás triste y le das al vicio, si siempre estás al borde del precipicio”, un fan comenzó a escalar entre el mosh para luego caerse entre la gente. Mientras todo se recomponía, “Cayetano” fue el recordatorio de que los tinchos tienen todos las mismas señas salgan de la UADE o del CEU San Pablo y, como para marcar la diferencia con ellos, Diego Ibáñez no dudó en tirarse de cabeza al público en “Monstruo” antes de ser devorado por su propia audiencia. Una vez sobre el escenario, “Colores” parecía la invitación a hacer un rebaje, pero la intención duró tan solo unos minutos antes de que “Casa Kira” encendiera la mecha una vez más.
“Elige tu propia aventura”, la canción que da nombre al tercer disco de Carolina Durante, sí tuvo un sesgo más marcado en cuanto a la necesidad de llevar todo a un terreno más reflexivo, aunque más no fuera para recapitular el porqué de una serie de malas decisiones (particularmente, de una que parece seguir doliendo hasta hoy). Después de “La noche de los muertos vivientes”, “Probablemente tengas razón” puso de nuevo sobre la mesa al corazón de alguien en un estado anómico tras una separación, por lejos el momento más intimista de la noche. No por nada, lo que le siguió fue la ebullición constante de “En verano”, celebrada abajo del escenario con la rueda de pogo más grande de la noche.
El show en Niceto sirvió también para saldar una deuda que, al menos en Buenos Aires, estaba pendiente hacía rato. Sobre el final de la noche, Santiago Motorizado subió al escenario para interpretar “Espacio vacío”, el cover de Séptimo Sello que ambas bandas grabaron juntas en 2020. Y ya en el tramo final, “Hamburguesas” condensó el discurso de Carolina Durante de manera insuperable, ahí donde los placeres mundanos son en antídoto contra cualquier mal (“Porque fuera hay cosas preciosas / Los inviernos al sol, mil canciones / Los cafés y las mañanas y las olas y el ruido que hacen cuando se rompen”) y también el dedo en alto a cualquier moraleja mitológica sobre el destino inevitable (“Sísifo me come la polla”). Y si el hit “Normal” se hizo esperar hasta el final, el cierre con “Las canciones de Juanita”, una de sus primeras canciones, fue una manera de señalar que su madurez actual solo se sostiene en diálogo con el pasado. Con el público encendido, Carolina Durante convirtió el cierre del tema en el estribillo de “Nunca seré policía”, de Flema, tal vez el gesto más argentino posible de parte de cuatro pibes españoles en la víspera de una marcha para reclamar derechos.